WEI WU WEI
El
Arte de Sentirse Bien
Juan
Carlos Orozco
Moderador
Proyecto
de origen mixto y holístico
APUNTES del PROYECTO
Proyecto diseñado para Sueños
del Alma
Estos
apuntes quieren ser un apoyo de lectura, ampliación y desarrollo comunicativo
del proyecto Wei Wu Wei, para quienes empiecen
el taller.
Quería
especialmente expresarle que, a partir de una experiencia personal, he
recopilado una serie de criterios, proveniente de la cultura oriental,
especialmente de la Medicina Tradicional China y de otras múltiples fuentes,
desarrollando una serie de criterios prácticos, para que en nuestra
cotidianeidad regional, nos acerquemos a estos valiosos conocimientos con el
fin de entender, practicar y desarrollar “sensibilidad preventiva” hacia una
visión de nuestra propia salud.
He
tomado un antiguo término oriental el Wu Wei que sintéticamente
expresa esta suma de valores que quiero darle como carácter a este taller
vivencial y sumamente decidido a exaltar el valor de la prevención a partir del
significado de este concepto.
Por
eso y en primer término quisiera que comprendan que significa Wei Wu Wei.
CONCEPTO:
El Wu Wei es un concepto surgido
desde tiempo inmemorial dentro de la cultura China, y supone la aceptación de
la existencia en su inmensa complejidad y con sus reglas y procesos naturales,
los cuales no pueden ser pasados por alto o cambiadas a antojo en busca de
beneficios personales, ya que con estas
acciones solo se altera el orden natural, obteniendo tarde o temprano
exactamente el efecto contrario.
El wu wei como cualquier
otro concepto ancestral como el de la dualidad
o el Yin y Yang, surgió dentro de un estilo de vida ya fuera nómada o rural, en
el que la vida del hombre estaría completamente dictada por los ritmos
naturales,desarrollándose así un sentido de integridad cósmica.
Significado de Wu Wei
Literalmente, el término wu wei significa “no
acción”. Otros lo han traducido como “quietud creativa” o “el arte de dejarse
estar” nosotros lo hemos nominado “El
Arte de Sentirse Bien”.
Ya que esta filosofía supone que no es dable forzar nada,
pues las cosas ocurren naturalmente, tal como el día sucede a la noche, una
estación a otra y una flor nace y abre sus pétalos pasado el invierno. El wei wu wei no supone que las personas deban renunciar a toda acción o
intensión, más bien, que deben aprender a conocer y aplicar con claridad las leyes
de la naturaleza y de la conducta humana,
de manera que puedan lograrse resultados deseados y permanentes. En nuestro caso la idea es realizar un trabajo personal,
con regularidad y sistemático, para prevenir efectos indeseables en la salud y
armonizar holísticamente la persona.
Ser como el agua en el wei wu wei
Encarnar la condición del wei wu wei, se ha asociado a menudo con encarnar
la condición del agua, que siendo tan pasiva, blanda y dúctil, tiene la
capacidad de erosionar poco a poco a la roca más dura. Esto suponía, para los
sabios chinos de la antigüedad, fluir de forma
perfecta con todo el entorno y administrar la energía propia con una prudencia
eficaz, no consumiéndola en forma inútil y
exhaustiva en conflictos y roces, tanto con el entorno natural como con las
personas y la propia psique.
El wu wei y
la forma de vida occidental
El mundo occidental se ha cimentado de manera contraria al wu
wei, ya que considera que la base de todo progreso es el desafío
y la confrontación, por eso, ha buscado "dominar" y "conquistar".
Sin embargo, a pesar de que pareciera que se han logrado
grandes progresos, la realidad es que el mundo está viviendo nefastos
resultados en el ámbito ecológico y en la salud física y emocional de las
personas. Evidentemente percibimos aquí un alejamiento del hombre al orden
natural de las cosas y parte del desarrollo planteado por él en esta visión
actual de si mismo lo está enfermando, produciendo a su vez por el sistema
reinante una degradación del medio ambiente.
Sin embargo, para aquéllos que quieren conservan un poco de
cordura, es aun viable darle espacio a esta sabia forma de vida planteada desde
el Wu Wei. Por eso en estos
talleres de Sueños del Alma () hemos
creado un espacio para poder dedicarnos un tiempo a nosotros mismos, haciendo
de nuestras vidas un don de armonía con nuestras propias capacidades y acercándonos
más naturalmente a lo que nos rodea, especialmente nuestra cotidianeidad
hogareña y laboral. Como así también reconciliándonos con la madre naturaleza.
Algunos
consejos prácticos para aplicar hoy el Wei Wu Wei
·
En lo posible, no actuar o no tomar
decisiones definitivas hasta que el panorama se haya despejado y las cosas se
aclaren por sí solas. Tal como un caminante que cansado y desorientado en una
noche de tormenta, se detiene a buscar refugio y descansar mientras espera que
el cielo se despeje y se haga de nuevo visible el camino; entonces se podrá
continuar sin ningún esfuerzo.
·
Observar siempre con objetividad las
circunstancias, ya que la subjetividad no conduce a nada, en verdad está
cargada de sentimientos y experiencias muchas veces adversas y con prejuicios
que no nos dejan ver con claridad lo que ocurre. Las circunstancias, si se está
atento, indican si es el momento favorable para llevar a cabo una tarea: como
se dice que “si sopla el viento, es el momento de ir a navegar”.
·
Poner completa atención en lo que se
está haciendo, es decir estar concentrados, y no prestarle más atención a lo
que ya se ha terminado o a lo ajeno. Hacer que el pensamiento no se disperse en
situaciones no necesarias. Se cuenta la anécdota de un monje que a la pregunta
de ¿qué había logrado después de tantos años dedicado al budismo zen? Contestó: "cuando
como, como, cuando camino, camino...."
·
Buscar el punto de equilibrio, no
actuar ni antes, ni después, ni delante, ni detrás, ni de más, ni de menos, así
resultará fácil cuando no queden cosas inconclusas. Ya que “Todo lo que está en
equilibrio es fácil de sostener”.
Tres Pautas Importantes del Wei
Wu Wei
Desde tiempos inmemoriales, algunos
antiguos sabios chinos acuñaron un concepto cuya sola enunciación representa un
inmenso logro en la historia del conocimiento filosófico a la par que la
expresión del método de conducta más sutil y poderosa que existe.
Frente a los habituales y manidos
valores del voluntarismo, la acción desbordante, la energía frenética, o el
dinamismo de la excitación, la propuesta de este paradójico hacer sin
acción, se revela tan seductora como inaprensible si se trata de comprender
desde una perspectiva limitada o reduccionista. Es evidente que nuestra
educación occidental ha sido cimentada precisamente en la exaltación de esos
principios, y hemos sido formados en la cultura de que por encima de los medios
está la consecución de los objetivos, y que son los logros los que determinan
ese apreciado valor social llamado éxito, que a veces de manera lastimosa
tratamos de alcanzar incluso a costa de las conductas más destructoras tanto
con uno mismo como con los demás. Tal vez por ello, el Wu Wei sea para nosotros,
los occidentales, más difícil de comprender que para los pueblos de Oriente
aunque, en realidad, el factor educacional es mucho menos condicionante que el
deseo sincero que cada persona tenga de orientar su vida hacia la conquista de
la paz interior.
Pero, ¿es este concepto algo más que
una reflexión ingeniosa fruto de alguna mente extravagante? Y, lo que es más
importante: ¿es susceptible de ser aplicado en el ámbito de lo concreto, en el
mundo de lo práctico?, ¿cómo es posible hacer desde el no-hacer?, ¿no son ambas
ideas antagónicas? Pues bien, la práctica del Wu Wei en la vida diaria no sólo
es posible, sino que reporta unas cotas de calidad de vida, tanto exterior como
interior, de gran valor.
Veamos ahora las tres pautas
principales sobre las que es posible desarrollar el Wu Wei y cuyo aprendizaje
crea un modelo de escenario idóneo donde el arte del no-hacer puede
manifestarse.
La tranquilidad
Si la definimos como la virtud de no
desasosegarse con facilidad y el dominio en la eliminación de los movimientos
–tanto físicos, como emocionales y mentales-, la brusquedad y la violencia, con
su obtención lograremos un elemento imprescindible para la acción correcta en
todos los órdenes de la vida.
Si bien es cierto que la
tranquilidad es un fruto que crece a la luz de la madurez y la experiencia, no
es menos cierto que se trata de una actitud asumible y adaptable a nuestra
conducta a través de un aprendizaje consciente.
La ligereza
Dentro de la enseñanza taoísta,
podemos definir la ligereza como la virtud de no cargar de contenidos densos el
significado de los sucesos en los que somos protagonistas –tanto si son felices
como si son funestos- así como el dominio de discernir adecuadamente entre
aquello que es importante y lo que no lo es o, dicho en palabras de los
antiguos sabios, separar lo fundamental de lo accesorio. Es obvio que esta
separación, realizada desde un cierto nivel de consciencia, invita
necesariamente a ser liviano ya que, en realidad, aquello que es realmente
importante “un hombre de verdad es capaz de llevarlo dentro de sí mismo”.
La sencillez
Aplicando una somera observación a
la conducta humana, se evidencia de inmediato la enorme tendencia que tiene el
hombre a complicar las cosas, lo cual está íntimamente ligado a su asombrosa
capacidad para perjudicarse a sí mismo.
Si definimos la sencillez como la
virtud de gestionar la vida con la menor inversión de tiempo, esfuerzo, energía
y medios posibles, podremos observar que el beneficio se multiplica en
proporción directa a la reducción de la complejidad. Además, si en la virtud de
la sencillez está presente la calidad intrínseca a la falta de artificio y la
carencia de ostentación, encontraremos en esta conducta ante la vida una de las
más queridas por los aspirantes a la maestría del Wu Wei.
Algunas
Consideraciones:
Antes de continuar debemos aclarar
que el Wu Wei no tiene nada que
ver, ni con la pasividad, ni mucho menos con la inactividad. Muy al contrario,
siendo como es el arte de “permitir que las cosas sucedan siguiendo el flujo
natural de la existencia”, podemos afirmar que el no-hacer es la máxima
expresión de la acción. Y, en este mismo orden de definiciones, podemos citar a
Blofeld cuando habla de “escapar de la acción artificiosa, calculada e
interesada” y de la “acción siempre espontánea y de acuerdo al momento
presente”. A estas afortunadas expresiones podemos añadir la falta de ansiedad,
tensión, cálculo y, sobre todo, de interés respecto a los resultados. Es decir,
una acción auténtica y que brota de lo más profundo del ser, dejando al margen
todas las artificiosas necesidades del ego.
Dentro de los factores que envuelven
al Wu Wei, lo que se define como la “acción libre de objetivos” representa su
eje nuclear. Hemos dicho que todos los elementos de previsión, deseo ,
necesidad, cálculo y manipulación parten directamente del ego, y toda la
catarata de intenciones y objetivos que éste convoca tiene como misión el dar
respuesta al complejo e irreal mundo que habita.
Los antiguos maestros se dieron
cuenta de que si se le sustraía al ego la posibilidad de “hacer”, esa
inactividad iba debilitándolo paulatinamente. Asimismo, siendo conscientes de
que la inactividad es nociva en sí misma por la nula capacidad de aprendizaje
que supone y por las secuelas que produce la paralización de la energía,
desarrollaron la estrategia de la “acción libre de objetivos”, cuya clave es
que la energía no esté al servicio del ego para disfrazar sus carencias,
satisfacer sus necesidades o proteger de sus miedos, sino ponerla al servicio
del ser. Y es en este momento cuando es posible que se establezca el tránsito
mágico que va desde el hacer al no-hacer, pues el ser no hace, es.
Ni que decir tiene que en esa
identificación total del ser humano con la vida ya no existen ataduras. Además,
representa una conquista monumental, la posibilidad de transformarse en una
manifestación profunda del poder superior, cuyos actos, por su propia
naturaleza, estarán ya siempre al servicio del diseño divino.
Otro aspecto importante a considerar
asociado al Wu Wei es el de la no-excitación. Habitualmente, la excitación es
el punto de partida de la mayoría de nuestros actos: excitación sensorial,
sexual, emocional, mental, intelectual, etcétera. De hecho, una de las causas
principales de la infelicidad humana reside, según los antiguos maestros, en la
búsqueda incesante de nuevas fuentes de excitación, es decir, de estímulos
exteriores susceptibles de crear reacciones en nosotros. Pero esta facultad
reactiva, si bien supone una enorme fuente de aprendizaje necesaria, es capaz
de convertirse, incorrectamente utilizada, en la mayor responsable de nuestra
falta de libertad. Recuerdo una ocasión en la cual, un maestro Zen que estaba
de visita en España ilustró esta enseñanza señalando al toro bravo,
perennemente “excitado” por la muleta del torero, como símbolo de la enorme
capacidad de manipulación que la excitación es capaz de provocar en el ser
humano.
Los mejores argumentos y
herramientas que podemos manejar para huir de la terrible servidumbre que
supone la excitación son la indiferencia y desafectación frente a lo superfluo,
lo estúpido o las múltiples y variadas “muletas” que la vida diaria nos
presenta como excitantes engaños que nos conducen de un lado a otro, creyendo
además que ejercemos nuestra voluntad, cuando en realidad sólo respondemos
mecánicamente a un juego de reacciones que nos abocarán la mayoría de las veces
hacia el dolor.
Cuento Hindú
Este
breve cuento hindú puede ilustrar este punto, principalmente en lo que se
refiere a las servidumbres emocionales:
Un
buscador espiritual con una fuerte tendencia a dejarse manipular por factores
externos fue a visitar a un maestro para plantearle el siguiente problema:
-Maestro,
no soy capaz de encontrar la paz interior.
-¿Cuál
es el motivo?- interrogó el maestro.
-Lo
ignoro. Por eso estoy aquí, buscando tu sabiduría y consejo.
El
maestro quedo pensativo unos instantes y dijo:
-Vas
a ir ahora mismo al cementerio. Allí te sentarás en medio de las tumbas y
pasarás la mañana elevando toda suerte de elogios a los muertos.
El
discípulo obedeció y, una vez que hubo cumplido la tarea, regresó.
-¿Has
hecho lo que te dije?- preguntó el maestro.
-Así
lo he hecho- respondió el estudiante.
-Bien;
pues ahora volverás al cementerio y pasarás la tarde vertiendo insultos e
injurias a los muertos.
El
discípulo volvió a cumplir la orden del maestro.
Llegada
la noche, regresó de nuevo.
-Maestro,
durante la mañana he ensalzado las virtudes de los muertos con toda clase de
elogios, pero por la tarde he ofendido gravemente a esos mismos muertos con
grandes insultos. ¿Puedes decirme ahora el objetivo de tus mandatos?
-¿Qué
te contestaron los muertos?- preguntó a su vez el maestro-
-¿No
se mostraron satisfechos y se vanagloriaron con tus alabanzas?, ¿tal vez se
volvieron indignados y coléricos con tus insultos?
-Pero
maestro, eso no es posible. ¿Cómo van a reaccionar si están muertos?
-Pues
eso es exactamente lo que has de esperar de ti mismo: la ausencia de
reacciones, tanto ante las ofensas como ante las alabanzas. Si alguien te
insulta y enciende tu cólera, ¿no ves el poder que tiene sobre ti? Si alguien
te alaba e inflama tu vanidad, ¿no ves el poder que tiene sobre ti?...
Tu paz interior la tienes ahora en manos de
los demás o en poder de los acontecimientos que te rodean. Ve y rompe esas
cadenas, recupera tu libertad y entonces encontrarás la paz interior.
Fin
Volvamos al Wei Wu Wei comentado
por Osho
Definitivamente,
me atrevo a decir, no sea mala propuesta el ejercitarse en el aprendizaje de
esta acción sin-hacer, y aunque si bien la aspiración que nos deja la frase de
Chuang-Tse “La alegría y la felicidad perfectas sólo pueden encontrarse en la
no-acción” puede esta frase sonar un poco elevada, pero sí creo nos podemos
reencontrar, aunque sea en un tono más modesto, con algunos valores un tanto
olvidados como los mencionados de la sencillez, tranquilidad, ligereza y
anonimato, que definitivamente podrían ser nuestros como parte ya de una manera
de ser.
Ahora veamos que dice Osho:
“En el mundo de la objetividad, la
acción es muy importante. Hay que ser activo porque solo la acción es
pertinente en el mundo de las cosas. Si haces algo así tendrás más cosas; solo
haciendo algo es que se puede cambiar en el mundo de la objetividad.
Pero en el mundo de la subjetividad…
inacción. Hacer no es importante pero sentir sí lo es.
La persona subjetiva es más somnolienta, es soñadora, holgazana. La persona
objetiva es activa, obcecada por la acción. Siempre necesita hacer esto o aquello,
no puede solo sentarse, no puede descansar. Puede dormir pero al despertar tiene que hacer
algo.
La persona subjetiva es inactiva. Es muy difícil para ella pasar a la acción.
La persona espiritual es la reunión
de los opuestos, acción en inacción, inacción en acción. Hace cosas, pero las
hace de tal manera que nunca se vuelve un hacedor. Permanece como un
vehículo de Dios, un medio; incluso si estuviese haciendo algo, no lo está
haciendo… El modo de hacer de esta persona es muy juguetón, no hay ninguna
tensión en ello, ninguna ansiedad, ninguna obsesión. E incluso cuando está
inactiva, no es pesada. Si está sentada, o acostada descansando, está llena de
energía. No es letárgica, tiene una energía radiante. Porque los opuestos se encuentran en
ella en una síntesis superior, ella puede actuar como si estuviese en un estado
de inacción y, aún así, puedes
sentir esa energía. Puedes sentir una vibración de tremenda actividad alrededor
de su Ser.
Donde quiera que ella se mueva, trae
vida a las personas. Solo por su presencia las personas muertas se tornan
vivas; solo con su toque las personas muertas vuelven a la vida.
Esto es WEI WU WEI: Sin moverte ni
una pulgada llegas. Aquellos que te sugieren metas son tus enemigos. Esos que
te recomiendan volverte algo, y/o como…, son los envenenadores. El real maestro simplemente
dice, “no hay nada en que convertirse”, tu
ya ERES desde siempre. Deja
de correr atrás de sombras, siéntate silenciosamente, no haciendo nada, la
primavera viene y el césped crece por sí solo.
La actividad es SANSARA, la
actividad es el mundo; y cuando las personas de Zen dijeron “abandona el mundo,
ellos no quieren decir “deja tu casa, deja la sociedad”, ellos quieren decir
“abandonen sus motivaciones para actuar”, “abandonen los apegos”. Incluso si
tuvieras que hacer algo, hazlo muy pasivamente. Si estas caminando en la calle
hazlo pasivamente. Por dentro, el zazen continúa, por dentro permaneces
sentado, moviéndote solo en el exterior.
Si estuvieras comiendo, come, pero
por dentro permanece sentado. Poco a poco esa postura interna es alcanzada, en la que puedes hacer cosas sin
actividad. Una vez aprendido esto, puedes hacer cosas y no será una
perturbación. Pero primero la persona tiene que llegar a las raíces, en un
estado de centro profundo.
Relajarse no es una cuestión muy
simple; es uno de los más complejos fenómenos, porque todo aquello que nos
enseñaron fue tensión, ansiedad, angustia.
Un observador no es un mero espectador, entonces … qué es un observador?
Un observador es aquel que inclusive
participando permanece atento. Un observador está en un estado de Wei Wu Wei.
Un observador no es aquel que escapa de la vida. Prueba caminar por la calle y recuerda
que eres una consciencia. El caminar continúa, pero algo nuevo se suma, una
nueva riqueza. Tendrás que aprender; es una acción negativa. Es una de las
cosas más importantes a aprender. Sabemos hacer cosas; este es el modo
positivo, agresivo, masculino. Hay otro enfoque, más sutil, con más gracia, más
femenino: estar en un estado de dejarse llevar, estar en un estado de
rendición, y permitir a la existencia que fluya por ti. Esto es el hacer a
través del no hacer. De
cierto, modo es negativo, porque no haces nada.
Significa permitir que las cosas
ocurran. No hagas nada, permite que ocurra!. Y éste es el camino del corazón.
El camino del corazón significa el
camino del amor. Puedes hacer el amor? Es
imposible hacer el amor. Puedes estar apasionado, pero no puedes hacer el amor.
Aunque usemos expresiones, como “haciendo el amor”, que tontería!
Como puedes hacer el amor? Cuando el
amor ES, tú no lo haces. Y cuando el amor ocurre, el manipulador, el hacedor
desaparece. El amor no permite ninguna manipulación de tu parte. Ocurre, ocurre
repentinamente, inesperadamente. Es un presente, de la misma manera que la vida
es un regalo, el amor es un regalo.
Estos son momentos extraños, cuando
no hay ninguna acción y ninguna inacción, y tú estás inmóvil. No es que estés
en un estado letárgico, tienes energía, pero esa energía esta simplemente allí
como una reserva que sube cada vez más alto, más y más.
Estás al borde de un nuevo modo de
vida: acción en inacción. Entonces una actividad nueva comienza, en la cual no
eres el actor, en al cual eres solo el vehículo, el medio.
Para estar en su centro, la persona
necesita ser femenina, pasiva, inactiva, no hacedora, no interferir, WEI WU
WEI, meditativa; es necesaria la meditación, relajarse, no estar
concentrado. La persona
tiene que relajarse completa y totalmente.
Cuando no estás haciendo algo estás
en tu centro; cuando estás haciendo algo habrás salido de él. Cuando haces
mucho, te alejaste demasiado de tu centro. Llegar más cerca de él significa que
estas abandonando todas las actividades, estas aprendiendo a ser inactivo,
estas aprendiendo a ser un no-hacedor.
Primero vuélvete femenino, después
masculino. Primero sé pasivo, después introduce la acción. Y cuando la acción
venga de la inacción, florece la beatitud; algo del más allá. Pero la inacción tiene que aprenderse
primero y después la acción. Entonces esta acción no es, de ningún modo,
agresiva, y es esto lo que la torna bella, graciosa, meditativa. Y cuando ambos
son equilibrados ocurre la verdadera libertad.
El concepto taoísta del we-wu-wei
tiene que ser recordado por todo terapeuta: No interferir! Solamente abre las
posibilidades, las vuelve disponibles. Sólo abre la puerta.”
Osho - (Compilación y
traducción libre de Prashanto)
Traducido y adaptado al español por
Rubén A Miranda (rambaires@gmail.com
Juan Carlos Orozco Bertino
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